Rico en gingeroles y otros aceites volátiles, el jengibre posee efectos antinflamatorios y analgésicos muy potentes.
Estimula el sistema inmunológico, ayuda a aliviar las náuseas, los problemas con el sistema digestivo, y mejora el funcionamiento del sistema cardiovascular.
Muy apreciado por su aroma y sabor picante, este tallo subterráneo puede usarse fresco o seco, en rodajas o en polvo. El jengibre se añade a cualquier plato, desde infusiones, hasta postres y sopas.
En la cocina asiática también se utiliza como un sabroso aperitivo en forma de encurtido.
El jengibre fue conocido en Occidente en el siglo IV a.C. gracias a Alejandro Magno y su conquista de la India, pero su uso se limitaba a lo medicinal.
Gracias a los comerciantes chinos, descubrimos su uso también en la gastronomía.
